De terror...

En su primera aparición ante las cámaras de Marcela Ortiz, pudimos ver un espectáculo muy triste. En principio una madre que fue goleada ante los ojos de su hija de tan sólo doce años. Hecho absolutamente reprochable. Después la exposición mediática del tema no estaría mal si eso le daría cierto marco de protección por la difusión del hecho. Ero hacer arte a una menor impúber en medio de conflictos conyugales, inducirla a que se exponga y hable mal de sus familiares, no me parece la más acertada de las decisiones. Porque la madre, pionera en ventilar cuestiones personales cuando tiene un micrófono cerca, está acostumbrada a estas cuestiones y como ella misma reconoce, tiene espaldas para resistir, pero su hija es una menor de edad, de la que a partir de hoy la van a reconocer en la calle y señalar por temas que son de la esfera privada de las personas. Además en el derecho argentino la patria potestad es compartida, y la madre sola no puede decidir hacerle hacer declaraciones a su hija y en su mayoría en contra de su familia más próxima, incluso de su padre, recalcando la adicción que padece. Habría que estudiar con detenimiento las responsabilidades que le caben a cada uno, inclusive al conductor y al canal que fue vehículo de esas expresiones.
Quiero dejar perfectamente claro no tengo no defiendo a ninguna de las partes en conflicto, son cuestiones que se deben resolver en la justicia, lo que me limito a opinar es al modo en que se llevan a cabo ciertos reclamos, que por otra arte no son nuevos.
En mi post “Marcela Ortiz, el conflicto como constante”, resalté como parte de su historial de conflictos, el de Sami Saúl , padre de la menor y recordaba en esa oportunidad que M.Ortiz no dudaba en defenestrarlo públicamente, como tampoco involucrar subsidiariamente a Alejandro Romay para pedirle plata , viéndolo al Zar como el pariente rico de la familia y al que había que aprovechar. Y como imaginaba , la historia volvía a repetirse, una década más tarde, por cierto. Otra vez Alejandro Romay metido en el medio de un conflicto que no tiene absolutamente nada que ver. pero cuando es cuestión de hacerse de unos manguitos, mejor presionar públicamente al pariente rico a ver si se porta con un pisito en barrio norte, por lo menos.
De terror...